¡Tu Cesta está vacía!
El signo jeroglífico "jeper" es del escarabajo pelotero. Fue el gran escarabajo sagrado (Scarabaeus sacer). Este animal es conocido por su habilidad para hacer rodar las bolas de excrementos por el suelo antes de depositarias, como fuentes de alimentos para sus larvas, en túneles subterráneos.
Debido a que los pequeños escarabajos parecen surgir espontáneamente de estos túneles, los egipcios los adoraban bajo el nombre de Jepri, "el que devino" o "el que vino a ser", y los relacionaban, desde los primeros tiempos, con el dios creador Atum. Las protuberancias de la cabeza del escarabajo pelotero, parecidas a los rayos, y su hábito por empujar una bola de excrementos ante sí, sugirieron también un simbolismo solar; y se creyó que el dios Jepri hacía rodar, de la misma manera, el disco solar a través del cielo.
Esta asociación fue con frecuencia reflejada en el arte egipcio, sobre todo en objetos elaborados para los reyes cuyos nombres incluían el jeroglífico jeper y el dios sol Ra, tal y como puede verse en varias piezas de la tumba de Tutanjamón. Así, en la tumba de Petosiris sita en Hermópolis, y perteneciente al Período Helenístico, se encuentra un gran escarabajo pelotero, equiparado a Osiris-Jepri, sobre un pedestal coronado y flanqueado por las diosas del Alto y el Bajo Egipto.
Finalmente, desde el Imperio Nuevo, el corazón del difunto, que la momia conservaba, recibió la ayuda del denominado "escarabajo del corazón", que fue ideado para ser pesado contra la pluma de la verdad en el juicio final. Este escarabajo llevaba a menudo una inscripción del capítulo 30 del Libro de los Muertos, que incluía las palabras: "¡Oh, mi corazón. No permanezcas como un testigo en mi contra!".